sábado, 13 de junio de 2015

COMO EDUCAR


LA EDUCACIÓN DE NUESTROS HIJOS


Estilos principales de educación: 



1. Autoritaria. En la familia no se debe emplear la prepotencia, dominación o fuerza, salvo en cuestiones muy graves, urgentes o peligrosas. La autoridad de los padres, que conlleva la responsabilidad, no es ni discutible ni delegable. Puede ser persuasiva, convincente, flexible o sugerente y en algunos casos disuasiva, pero siempre presidida por mucho amor. Los padres tienen que saber cuándo deben ejercer la autoridad y cuándo no. Una familia no puede ser presidida por una autoridad militar.

2. Democrática. La familia no puede ser llevada como una democracia, aunque todos los componentes deben tener voz y voto, para determinadas cuestiones. Pero los padres tienen que tener el derecho a decidir, en beneficio del bien común de la familia entera, ya que tienen un conocimiento más global de las situaciones. Hay muchas cosas que dentro de las libertades asignadas, todos deben poder decidir por si mismo, a tomar decisiones para ir aprendiendo a ser autónomos. Tienen que aprender a equivocarse, a rectificar y a asumir las consecuencias de sus decisiones.

3. Escrupulosa. No hay que hacer un mundo de cada pequeña mentira o transgresión de las normas familiares, pero tampoco fomentarlas, al ignorarlas. Debe ponerse atención al detalle, orden, método, rigor y la adecuada disciplina.

4. Estricta. Incluso puede ser por convencimiento o persuasión. No permitiendo por las buenas o por la fuerza, que hagan algo fuera de las normas razonables impuestas por los padres. Pero tampoco se puede pedir que no mientan, cuando los padres mienten continuamente.

5. Imprecisa y limitada. Si los hijos observan o sienten, que las normas de educación que reciben de sus padres son imprecisas, poco claras y limitadas solamente a determinados temas o situaciones, y que se cambian con facilidad, de acuerdo a la conveniencia y circunstancias, harán todo lo posible para no cumplirlas y adaptarlas a su conveniencia.

6. Permisiva. Cada uno hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Los padres dicen que los hijos se deben educar, con plena libertad de acción. Sin importar si lo que hacen, les lleva por el buen o mal camino. Allá ellos con sus responsabilidades, aunque todavía no tengan la edad del pleno discernimiento.

7. Irreflexiva Algunos padres llevan a los hijos donde los maestros y Psicólogos, como cuando llevan al mecánico el automóvil que no funciona, para que lo devuelvan arreglado correctamente. Sin la colaboración incondicional de los padres, esos profesionales no pueden hacer mucho por los hijos que les traen.

8. Antagónica. Cada cónyuge educa de una forma diferente y opuesta, lo que descoloca a los hijos de lo que tienen o no tienen que hacer. Y sirve para que los hijos aprovechen la circunstancia que les convenga más, aunque les perjudique debido a su falta de conocimientos.

9. Incompatible. Entre lo dicen y hacen los padres, entre ellos y externamente. En este caso, los hijos no pueden llegar a entender, el principal mensaje educativo que es el ejemplo.

10. Severa. Presidida por la intolerancia, el castigo, el miedo y la incomprensión. Los hijos se acostumbran a un lenguaje fuerte, que les influye en sus relaciones con el resto de la familia y con la sociedad.



Los 14 errores más frecuentes en la educación de los hijos:



1. Ausencia de comunicación por falta de tiempo, egoísmo o miedo a tratar los temas que les parecen difíciles, dejando que los hijos hagan lo que quieran y que se eduquen en función de lo que les dicen los amigos de la calle, los medios de comunicación o las pantallas electrónicas.

2. Confundir la libertad con el libertinaje. No poniendo normas de conducta y permitiendo que los hijos hagan lo que quieran, donde quieran y como quieran, bajo la creencia que con esta política, los hijos van a desarrollar mejor su personalidad y autoestima. Los hijos tienen que ejercer la libertad, de acuerdo con su edad física y mental, sin olvidar los padres que ellos tienen su libre albedrío para equivocarse o acertar y por lo tanto, atenerse o disfrutar las consecuencias.

3. Cuando hay incoherencia entre hablar y hacer. Lo contrario del buen ejemplo. Si prohíben fumar y ellos fuman, su autoridad quedará cuestionada. La frase que debe encabezar la educación: Que el si sea si, y el no sea no. Si los padres hablan de una cosa y hacen otra, transcenderá a los hijos que la autoridad es débil y la pueden torce fácilmente. Si profieren amenazas o prometen premios que nunca cumplen, poco a poco, irán perdiendo credibilidad.

4. Dándoles más cosas que las que necesitan, justificándose por el poco cariño que les demuestran y la poca dedicación que les prestan, debido a sus ocupaciones de trabajo. Sin educarlos con austeridad, tan necesaria siempre en la vida.

5. Dar sobreprotección. Esto convierte a los hijos en inseguros, mimados blandengues y consentidos. Los hijos notan que sus padres les intentan liberar de todo posible sufrimiento o dificultad, grande o pequeña. Sienten que lo hacen, para demostrar su posesión y manipulación total, cortándoles las alas de su libertad. Los hijos no pertenecen a los padres, lo que pertenece a los padres es la responsabilidad de educarlos y prepararlos individualmente para su futuro.

6. Darles todo lo que quieran, aunque no lo necesiten. Así les hacen desconocer el esfuerzo necesario, para conseguir lo que necesitan y no tienen en cuenta el valor del trabajo. En esta sociedad tan consumista es muy bueno inculcarles la frase ¿Lo quieres o lo necesitas? Inculcarles que lo que reciben, es un privilegio que se lo tienen que ganar con esfuerzo.

7. Dejarles hacer lo que quieran, es el cimiento de la mala educación. Los padres, en beneficio de los hijos, tienen que educarles por el convencimiento en o por la fuerza. 

8. Desconociendo los pormenores de la vida de los hijos. Sus necesidades, preferencias, inquietudes, ignorancias, sueños, amistades, dedicaciones, miedos, problemas, etc.

9. Empleando la burla, el sarcasmo, la ironía, la sátira, etc. Humillándoles más que si fueran directamente a decirles, lo que verdaderamente les tienen que decir. Muchos hijos no pueden interpretar esa forma de educación, por lo que no saben a que quedarse, ni si lo que les han dicho es verdad o se están riendo de ellos.

10. Emplear la autoridad inadecuada y rigurosamente. Lo que da como respuesta unos hijos temerosos, aprensivos, irresolutos, cobardes y solapados. La autoridad paternal tiene que estar soportada en el ejemplo, la comunicación y la persuasión, para convencer a los hijos de lo que tienen que hacer. Así en la familia habrá armonía y los hijos podrán crecer y prosperar. Educar con mano firme, pero con guante de seda. Tan dañino es el despotismo, como la permisividad. Tiene que haber un punto medio.

11. Manipulando. Poniendo por medio un malsano interés para conseguir objetivos, buenos o malos de los hijos. Utilizando medios hábiles o arteros, distorsionando la verdad, la justicia y los verdaderos intereses de los hijos en temas de dinero, enfermedades, soledades, relaciones con el cónyuge, etc. Los padres manipuladores, siguen haciéndolo, incluso cuando los hijos han formado su propio hogar.

12. No corregir a tiempo las malas conductas. Educar a los hijos es como plantar y cuidar árboles. Según empiezan a torcerse hay que enderezarlos, pues cuando pasa el tiempo sin corregir sus conductas, suele ser casi imposible encauzarlas hacia el bien. Las buenas costumbres que se aprende de pequeños, después se convierten en hábitos y posteriormente, en virtudes y valores humanos.

13. Permitiendo divergencias conyugales en la educación. Cuando los cónyuges continuamente se desautorizan, voluntaria o involuntariamente. Sus criterios, órdenes, disciplinas o consejos son antagónicos, lo que produce a los hijos un desequilibrio moral y emocional. ¡A quién obedezco o creo! Todo lo que diga un cónyuge tiene que ser respetado por el otro, y si tuvieran diferencias de conceptos, deben aclararlas previamente y en privado. Los hijos suelen manipular a ese tipo de padres, pues saben que enfrentándolos, se libran de cumplir las dos instrucciones recibidas.

14. Sobrevalorando sus cualidades e ignorando sus limitaciones y defectos, rehusando aceptar la realidad y pretendiendo que los hijos sean y hagan, lo que ellos no han podido ser ni hacer, ni en la vida escolar, profesional ni social. Esto conlleva en ambas partes, enfados, resentimientos, amarguras, frustraciones, etc.

Educar es una arte maravilloso y muy delicado, pero nadie nace sabiéndolo hacer. Por lo tanto hay que aprender a realizarlo con 
técnica y método, intentando corregir a tiempo y sacar provecho de los inevitables errores, equivocaciones y tropiezos, de forma que sean oportunidades para mejorar. Que los errores que cometen los padres, en la educación de sus hijos, siendo un derecho irrenunciable, un placer y una obligación, no se convierta en excusa para no insistir en hacerlo hasta que salga bien. 

18 Sentencias prácticas sobre educación: Si el hijo vive con………

1. Aceptación, aprende a encontrar amor en el mundo.

2. Alabanza, aprende a apreciarse.

3. Amigabilidad, aprende que el mundo es un lugar agradable donde vivir.

4. Aprobación, aprende a gustarse.

5. Burla, aprende a ser tímido.

6. Celos, aprende lo que es la envidia.

7. Compartiendo, aprende a ser generoso.

8. Compasión, aprende a tener lástima de si mismo.

9. Estímulo, aprende a tener confianza en si mismo.

10. Honestidad y equidad, aprende lo que son la verdad y la justicia.

11. Hostilidad, aprende a pelear.

12. Reconocimiento, aprende a tener una meta.

13. Reprobación, aprende a condenar.

14. Seguridad, aprende a tener fe en si mismo y en quienes lo rodean.

15. Serenidad, aprende a tener tranquilo el espíritu.

16. Temor, aprende a ser aprensivo.

17. Tolerancia, aprende a ser paciente.

18. Vergüenza, aprende a sentirse culpable.


¡Padres! No tengan miedo, no están solos.

Hay muchos y muy buenos expertos que pueden ayudarles a educar bien a sus hijos, si es que Uds. quieren. 

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